Me gustaría tener algo importante que me defina, que trate de encontrarme el punto en el que vuelva a sentir algo en alguna parte de mi misma.
Algo que me defina, aunque no para ojos externos no, algo en lo que trate de reivindicarme, que me guste, pero noto que pocas cosas derivadas de mucha interacción social me gustan. Tengo pocas cosas de las que pueda hacerme eco y una sensación extraña que no se marcha, últimamente busco el desasosiego, busco despegarme de la sociedad pero a veces me veo demasiado conectada, no sé a qué parte avanzar.
A veces me localizo en puntos en los que lo primero que pasa por mi mente es una breve frase ¿Qué hago aquí? cada vez que me planteo esa pregunta, el instinto siempre me lleva a la misma respuesta '' márchate de ahí'' pero nunca le hago caso, siempre me quedo.
En estos días mi análisis sobre el día a día no puede ser demasiado crítico, el hecho de sentir que presencio un alto letargo emocional en el que me limito a observar en las gradas como una espectadora de los demás sucesos ocurridos alrededor. Soy una simple receptora que solo admite lo que le viene, lo deja pasar y vuelve a dejarlo en su cauce, con su tiempo, ¿cómo? ¿resignación? es una fea palabra para una época fea, aunque toda fealdad resulta demasiado subjetiva, como el propio concepto en sí.
Si pudiera definir en una línea que conecte con como me siento, diría que en mi cara tengo los párpados caídos, que en mi nuca soy capaz de notar como la presión es cada vez más intensa, puedo decir que recae en mis hombros y envuelve una garganta que siento en llamas.
Si siguiera, diría que en mi estómago hay una revolución, que durante la ducha, noto como se acentúa todo por el calor que desprende el agua, acto seguido todo es calma.
No sabría hablar de lo que siente mi piel, no logro sentir, hacer brotar algo de dentro hacia fuera de este cuerpo, igual que muchas de las ganas no sé en que estantería han sido colocadas.
La gente actúa como reflejo de mi escapatoria, pero pronto regreso de nuevo al agujero, aunque no sé si está ubicado fuera o dentro.
Cápsula, y no del tiempo, cápsula blanca y redonda, he vuelto a ella aunque no quería, ese es el coste por intentar avanzar algo cada día, por dejar de vivir de utopías.
En ocasiones, las emociones son más claras, no me gusta descubrirme incógnita, no delante del espejo. Tengo tantas cosas, Simone y Sartre se admiraban mutuamente, me pregunto como funcionarían sus mentes cuando se ponían a pensar, a veces creo que sé demasiadas cosas, otras no sé ninguna.
No sabía cómo preguntarme a mí misma un ¿qúe tal estás?, pero lo hice, y es verdad que la mitad de las veces no sé contestarme a las preguntas, algunas profundizo, otras las dejo escapar.
Hoy más que nunca, me rondaba la cabeza una pregunta ¿somos las personas disonantes con el tiempo en el que hemos nacido? me centro en que las horas se van y en que rescatarlas es algo que no me incumbe, debo dejar que se vayan, me paro delante del espejo, me toco, me observo, los restos han pasado a un segundo plano en el que se mantienen en stand by, un poco altruista, quizás la parte de contemplación suponga una valoración más alta. Con las cápsulas, en sus efectos, busco mantenerme en un estado inter emocional en el que no quiero emociones, he identificado la causa del aletargamiento, me tranquilizo, me dejo fluir en un estado mental difuso y yo solo quiero elevar esta dósis, llenar mi cabeza de nadas, solo números y letras, más letras que consigan darme la información que necesito.
Esto quiero, no sentir el corazón acelerado que se piensa rescatador e intenta salirse del pecho, aunque no le culpo por querer escapar de su cavidad. Sensación de vacío, de saltar al abismo caer de pie y notar como esa misma sensación te recorre el cuerpo de abajo hacia arriba. primer contacto con tierra, último con mente. Me sigue sorprendiendo cuando se produce y en mis intentos por describirla nunca consigo un acercamiento. pinchazo. otra vez está ahí debajo, justo en el costado. algo me dice que ahí está mal, pero no pienso obligar a mi cuerpo a mandar ayuda, a ver por qué lado comienza la destrucción.
Tal vez, mis dados no estén siendo los mejores de la partida, son dados ilusorios en un tablero utópico. Busco abstemia. emocionalmente bloqueada. encontrada en sinsentido.
Me estoy relevando al terreno del silencio, al que siento como casa, todo ruido que me perturba consigue llenarme de rabia como si ese momento silencioso fuese algo que debiera proteger, le doy importancia a cada pequeño cambio fisiológico que se producen en mi mente, simple o casual.
Ayer hablé con mi hermana, solo es una niña asustada que busca huir de su cabeza, pero no puedes escapar de ella, salvo intentar que te escuche y te comprenda. Me inspira demasiada ternura porque me veo reflejada en cinco años menos, como me gustaría que no tuviera que sufrirlo, que se borrara de su mente todo ese dolor, que no existiera, que pudiera protegerse como lo que es, una niña asustada que necesita abrazo para verterse en el mar.
Si pudiera irme... sueño con la idea de irme, no voy a encontrar nada más profundo en mi cabeza, solo escribo para ordenarme, para encajar mis piezas.
''Ahora siento que no tengo nada y la nada me sorprende y me irrita, pero es nada''
caen los párpados de otra noche más en la que un círculo blanco propio de una fórmula física y química me hace apagarme, como todas las noches desde ahora porque el círculo es llamado salvador. El estado se nota, no el de bancos que siguen robando ahí fuera, el estado se nota en un cuerpo que busca eso, el círculo blanco, que lo reclama, quiere dominarlo.
Es un efecto muy suave que sabe como fluir en el líquido que se encuentra, la sensación de pesar, y de notar las nubes disipándose, que nada hay más que libertad.
Los pensamientos vuelan libres, no intentan ser aprisionados, el círculo hizo lo que había prometido, lanzó cadenas a los remolinos negros que ahora están atados en una mazmorra ''de ahí no salen'' pienso. No lo recordaba así porque negaba al círculo blanco y ahora mi cuerpo me dice que lo necesito.
este cuerpo no puede con todo. realidades.
aún bajo el efecto, el corazón busca la huida ''tranquilo cielo, hoy no'' las costillas martillean, se notan, no sé que revolución pretenden iniciar, pero espero que funcione, aunque las piernas se han negado a luchar por ellas mismas, saben que al despertar serán derribadas por el gigante, las negaciones de lucha.
este estado me mantiene concentrada, lápiz y papel, lápiz y papel, lápiz y papel ...
nunca había notado lo fuerte que agarro el boli mientras escribo, como si de verdad quisiera que se quedara grabado en el papel, poro tras poro, lleno de tinta.
tampoco me había fijado como cae la luz en el papel, amarillento, parece antiguo, parece yo decolorada.
hoy confieso que los vientos de la montaña se evaporan a días limpios, que las columnas de templos que yo misma construía necesitan renovación, que tengo en mi cabeza plantada la palabra no. cuando un ejército de síes han sido ejecutados.
tengo dentro la más temida de mis guerras, pero no pilla despistada a Troya, esta vez no podrán introducir el caballo al castillo, hay que incendiarlo.
y yo no sé incendiar si no es de dentro hacia afuera
pero no quiero destruirme más, círculos blancos partidos por la mitad,
que quiero que se conviertan en medallas y justicieros que prolonguen las victorias,
pero solo son una forma de sabotaje, autodestrucción aceptada,
ahora ya no quiero disonancias, ni mierdas de realidades,
quiero el cielo despejado para que no llueva en mis pulmones,
aquí dentro todos libran batalla y soy jueza de una mente que no puedo condenar
aquí dentro, círculo blanco y espero que no triángulo negro
mientras tanto, voy a usar mi presente favorito, escribo ...
... mientras las yemas de mis dedos teclean palabras que a veces no tienen ni sentido ni coherencia,
es su función, vaciar lo que tengo dentro para no apilarlo, para que no se desborde, para dejar espacio a más.
volviendo al principio, mi percepción en los sujetos está modificada, los días difusos, en un marco llamado habitación de renombre búnker, que decoro, en la que guardo un espacio de mundo que reconforte. Como tener acceso físico en tu cerebro y descubrirte paseando por sus caminos, decorando líneas, pintando, arreglando grietas.
me muevo por el mundo, no lo niego, estoy caminando, descubro trenes, escucho a gente, veo pasar sujetos, pero no identifico quién mueve mis pies.
me suelo mantener parada, no quiero avanzar, necesito el espacio justo en el que arreglar y afirmar que una pequeña baldosa de suelo está bien, justo situada debajo de mis pies.
asique no ando,
pero veo estaciones, trenes, gente
miro y me reconforta, al final resulta que no tenía que pasarme la vida corriendo entre vagones, menos mal.
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